CCXVI Arn se llevó tamaño susto al ver a los Leprosos saliendo de la cueva, cubiertos por tétricos mantos e infinidad de vendajes. Por supuesto, en la fría Andrusia la lepra se conocía sólo a través de referencias bíblicas...
CCXV Cuando al día siguiente Wjoland y Hrumwald escucharon los golpes en la puerta de la casa de Herminia, adonde vivían con la anciana, seguían dudando de quién sería la tercera persona a la que se había referido Balduino, y se preguntaban...
CCXIV Así las cosas, un atardecer Hrumwald se apersonó en Vindsborg, trayendo a Wjoland en la grupa de su caballo blanco. Parecía a Balduino que hacía siglos que no los veía...
CCXIII El pelirrojo podía tolerar o manejar muchas cosas. otras sólo las podía entender, pero sólo eso ya era algo. Lo que no podía tolerar, manejar o comprender, pese a intentarlo de todas las maneras habidas y por haber...
CCXII Balduino se veía forzado a complejas asociaciones mentales, a primera vista inconexas unas con otras, para intentar aproximarse a la no menos compleja mente de Adam. Ursula consideraba abominable a este último...
CCXI Los Kveisunger no sabían bien qué hacer o cómo tomar a Ljottur. Lo consideraban medio idiota, pero después de unos días dio la impresión de que les inspiraba cierta tosca ternura, y empezaron a mostrarse protectores con él...
CCX Algunas de las reacciones de otros habitantes de Vinsdborg para con Ljottur eran lógicas o predecibles. Ninguna más que la de Hijo Mío, sin embargo. Emmanuel quería ser armado Caballero, así que haría cuanto Balduino le ordenara...
CCIX Así que al día siquiente Anders fue a Kvissensborg, y Balduino disfrutó así de una relativamente silenciosa jornada laboral, durante la cual pudo entregarse a lo que le interesada. Sus reflexiones lo llevaron, en primer lugar, a Tarian.