Después del último trago, encendí un cigarrillo. Sólo tenía unas monedas y llevaba tres días de ayuno. Ella se había ido como un pájaro que parte hacia alguna parte tajando en dos el pasado...
El gordo entró en la oficina, encendió un puro y evitósentarse. Sus ojos repulsivos recorrieron los muebles grasosos, las cortinas sucias y el rayo de sol que se astillaba en las roturas de la ventana; luego...